No hay duda que las marcas necesitan hacer uso de Marketing de Contenidos si quieren éxito en la comercialización digital, necesitan utilizar el poder de las palabras para llegar a su audiencia y entregar el producto o servicio que venden.
Por lo tanto, es necesario que la marca construya una audiencia fiel que le de valor, ya que ésta decantará en beneficios económicos más adelante.
Sin embargo, una cosa es saber que se necesitan palabras para consolidar la mejor audiencia fiel, pero otra muy distinta es saber cómo llegar a ellos, como utilizar esas palabras.
Es aquí donde el Marketing de Contenidos debe apoyarse en el periodismo, y es posible comenzar con uno de los autores más emblemáticos de esta profesión, como lo es George Orwell y sus reglas de contenido, que aun después de tanto tiempo, aun siguen vigentes y se adaptan para medios que incluso, eran impensables para la época.
Las reglas son las siguientes:
- Nunca use una metáfora, el símil u otra figura de estilo que está acostumbrado a ver impresa.
- Nunca use una palabra larga donde uno corta pueda estar.
- Si es posible eliminar una palabra, suprímala.
- Nunca use la voz pasiva, donde se puede utilizar el activo.
- Nunca use una frase extranjera, una palabra científica o una palabra de jerga si puede encontrar un equivalente del español todos los días.
En resumen sería que no se debe confundir al lector; no tratar de demostrar lo inteligente que eres, ya que las marcas tienen que considerar las palabras que eligen y no sólo la forma en que ellos construyen.
Si las marcas se conviertan en editores entonces tienen que empezar a comportarse como los editores y deben adoptar algunas de las prácticas de trabajo que se han perfeccionado con el tiempo.
Se deben crear entonces algunas bases sólidas en als empresas para la creación del material para la estrategia de Marketing de Contenidos, es aquí donde las reglas de Orwell necesitan ser implementadas y es ahí donde un manual de estilo de contenido entra en acción.
Manual de estilo: la Biblia de la sala de redacción y sus necesidades de marca
El manual de estilo es la biblia de la sala de redacción. Sus páginas deben ser revisadas y cumplidas obligatoriamente por redactores y escritores, más por reporteros novatos.
En una sala de redacción esto ayudará a comprender la forma correcta de escribir los grados militares o funciones religiosas, a trabajar con cifras, fechas y años y todos esos detalles que no logran uniformidad en los textos.
Lo más importante a tener en cuenta cuando se trata de una manual de estilo y, en particular, el manual de estilo de la marca es también cuidar al máximo los errores tipográficos, tanto por ortografía o porque al escritor se le ha pasado algo o ha omitido un carácter.
No hay bala de plata para eliminar los errores tipográficos, sólo tiene que encontrar el mejor corrector de pruebas que se pueda tener y poner fe en sus ojos expertos, para que la estrategia de Marketing de Contenidos sea exitosa.
Sin embargo, tanto errores tipográficos, ortográficos y de estilo, pueden ser negativos para la marca, los dos primeros porque hablan de la reputación de la marca y dejan en entredicho la calidad de lo que ofrecen, los últimos, porque pueden incluso llegar a enredar a la marca en líos legales o conflictos con otras marcas o personas importantes.
En primer lugar, al igual que los errores tipográficos, que son una distracción para el lector. Errores de estilo pueden provocar que el artículo se centre en otros puntos en lugar de lo que realmente se quiere decir. Esto socava el texto y todos los esfuerzos que ha puesto en escribirlo.
En segundo lugar, dan a su marca una mala imagen. Hay una asociación en la mente del lector entre la precisión del contenido y el profesionalismo. Si una empresa no se percata de un peleón en el apóstrofo de una palabra, ¿en serio puede ser de confianza para manejar su aduana? ¿Vale la pena tal falta de atención a los productos y servicios que presta?
Esto puede parecer tremendamente injusto, pero, ya sabes, la vida no es justa.
Como editor, el centro de todo es ganarse la confianza de sus lectores mediante la producción de contenidos de valor.
El texto que se llena de errores no va a ganar o mantener ninguna buena reputación y por ende, confianza. Los bloggers pueden ser perdonados por errores en el texto, pero a las marcas nadie los perdonará.
