Los procesos de rebranding: una estrategia que a veces no funciona

Los procesos de rebranding
A veces los procesos de rebranding funcionan y encajan, permitiendo que la marca vuelva hacer muy relevantes. La marca Apple. (Imagen: BranditCo)

Se pierde la conexión con el público

A veces los procesos de rebranding funcionan y encajan, permitiendo que la marca vuelva hacer muy relevantes. Sin embargo, en otros casos puede resultar un fiasco.

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Es esta situación los consumidores no se identifican con la marca, con sus colores, sus nuevos atributos o incluso su nuevo logo. Incluso, pueden rechazarlo abiertamente y generar con ello una crisis.

Precisamente fue lo que le paso a la cadena de tiendas GAP hace unos años. Para ese momento GAP presentó por todo lo alto su nueva identidad pero resultó un escándalo brutal. Los consumidores odiaban tanto su nuevo logo que el rebranding se convirtió en noticia y al final tuvo que recuperar su logo tradicional.

Las criticas llovieron en Twitter y Facebook y una semana después de haber presentado el nuevo logo y a pesar del gasto que eso iba a suponer, GAP dio marcha atrás y volvió con su logo de siempre. Esto ocurrió en 2010 y casi una década después aun no se ha atrevido a volver a probar a hacer rebranding.

Los procesos de rebranding. Otros caso más

Son muchos los casos de rebranding que llegan desde mucho terrenos. Por ejemplo, el Partido Popular quiso durante años vincularse con el color naranja, en lugar de su color azul, pero terminaría volviendo a su color de siempre.

Otros cambio no llegaron sencillamente en buen momento. BP lanzó un nuevo logo que parecía más eco-friendly y no tuvo mucha relevancia, resultando su nuevo logo en un activo tóxico.

Los procesos de rebranding
Para ese momento GAP presentó por todo lo alto su nueva identidad pero resultó un escándalo brutal. (Imagen: Brandesign.es)

Existen otras historias que muestran el peligro de hacer un rebranding pero no logran trasmitirlo a los consumidores. PepsiCo perdió aproximadamente un 20% de sus ventas en la marca Tropicana después que hiciera un rebranding que sus consumidores terminaron odiando.

En el transcurso de un mes los consumidores se manifestaron públicamente contra la imagen del zumo y dejaron de comprar el producto. Finalmente, la compañía decidió volver a recuperar el diseño clásico.

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